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miércoles, 3 de julio de 2013

Solidaridad con Evo Morales y el pueblo boliviano

La Secretaría de Derechos Humanos Solidaridad con el presidente Evo Morales y con el pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia ante las manifestaciones colonialistas de varios países de Europa occidental. Es necesario expresar el rechazo rotundo a las medidas de los gobiernos de España, Portugal, Francia e Italia que prohibieron el paso del avión oficial de Bolivia por su espacio aéreo, violando la inmunidad diplomática y poniendo en peligro la vida del primer mandatario. El atropello  se cometió con el argumento de la búsqueda de un prófugo del gobierno de los Estados Unidos.

Así como se apronta una resolución de la Unión de Naciones Sudamericanas, la situación exige el pronunciamiento de todos los gobiernos populares y de las organizaciones sociales, políticas y sindicales de la región y el mundo.

Estos países, que hoy han violado normas del derecho internacional, son los que acompañaron las invasiones en Irak, Afganistán y Libia, y que disponen libremente el espacio aéreo para el paso de aviones Hercules de las fuerzas de invasión estadounidenses, cargados con prisioneros ilegales. 

Debemos recalcar que la política de intromisión del país de norte de América en nuestra región está en un momento de reactivación. En este sentido, desde ese país se orquesta la puesta en marcha de la Alianza Pacífico, mecanismo de alianzas con el que buscan debilitar los espacios regionales autónomos como el MERCOSUR, ALBA, UNASUR y CELAC. El imperialismo no es ninguna reminiscencia histórica, sino la opción estratégica actual de los países ricos de Europa Occidental y, en particular, de los Estados Unidos. 


Rogelio De Leonardi
Secretario de Derechos Humanos
CTERA

martes, 28 de agosto de 2012

En su 203º aniversario de la independencia, la Revolución Ciudadana centra la mirada en los más desprotegidos

  • Por Juan Cruz Lucero*

El pasado 10 de agosto, el presidente Rafael Correa conmemoró el 203º aniversario del primer grito independentista ecuatoriano, durante el informe anual de su gestión ante la Asamblea Nacional. Luego de hacer un repaso de su gestión, el presidente centró su mirada sobre un tema muy sensible y concreto: la desigualdad. “…el pecado social es la enorme diferencia entre ricos y pobres en nuestra América Latina. Se trata de atacar frontalmente la inequidad, para lo que se necesitan revoluciones en estructuras políticas, económicas y sociales” dijo el mandatario.

Presidente Rafael Correa
La llamada Revolución Ciudadana llegó al poder en enero del 2007, con sus objetivos bien claros, la eliminación de las desigualdades sociales fue claramente el eje central de su accionar de gobierno y desde su triunfo electoral los indicadores sociales han logrado llegar a niveles históricos. El índice de pobres por ingreso se redujo más de 11 puntos, y la pobreza extrema paso del 16,5% al 9,4% y, a su vez, la pobreza absoluta descendió a menos del 10% de la población. Por otro lado, el coeficiente de Gini se redujo del 0,55 a 0,47 demostrando el enfoque que le imprimió Correa a su gestión, “...todas nuestras energías sociales, materiales y espirituales deben estar enfocadas a denunciar y remediar esta situación de injusticia social”.

El presidente manifestó que consideraba que era posible acabar con el flagelo de la pobreza, solo con una mejor distribución del ingreso y de los recursos sociales, incluso con la producción actual del hermano país. Consideró que era un problema político y que era necesario lograr un cambio en la correlación de fuerzas para convertir al Estado burgués en uno popular, con una vocación de solidaridad orientada a los más desprotegidos. “Que los ricos paguen más impuestos, que los ingresos sirvan para financiar con igualdad de oportunidades, gobernar los mercados en función de los objetivos sociales y adecuar la distribución del acervo social, tanto público como privado.”

Revolución Ciudadana
En la Asamblea Nacional sostuvo que en los años de gobierno de la Revolución Ciudadana se ha hecho mucho, pero que aún falta mucho más, no pudiendo alcanzar el plan del Buen Vivir. Por último, sostuvo que para lograr terminar con las desigualdades “…se necesitan revoluciones democráticas y pacíficas, es decir cambios radicales, profundos y rápidos de las estructuras políticas, sociales y económicas vigente”.


*Colaborador de la Secretaría de Derechos Humanos de CTERA. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación.


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