viernes, 14 de febrero de 2014

Venezuela y las lecciones sobre la estabilidad democrática en Latinoamérica

por Juan José Albarracín*

Venezuela está sufriendo un nuevo embate de las fuerzas que antaño detentaban el poder a voluntad en el continente. Lo que iba a ser una supuesta protesta pacífica de estudiantes en contra de la políticas del gobierno -una muestra de un signo certero de la vitalidad de la democracia venezolana-, se convirtió en una intentona de la oposición política y económica.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro
El presidente Nicolás Maduro, que logró con relativo éxito superar la crisis política tras la muerte de Hugo Chávez al ser legitimado en elecciones presidenciales en Abril del año 2013 -es decir, menos de un año-, se vio ante el proceso desestabilizador democrático más grande, desde que el pueblo de Venezuela en 2002 devolviera al Comandante Chávez al Palacio de Miraflores. Lo sucedido este miércoles 12 de Febrero en las calles de Caracas dan cuenta más bien de un punto intenso en ese proceso destituyente. 

Los factores que indican un plan desestabilizador en contra del gobierno de Maduro comienzan con la muerte del presidente en ejercicio: las corridas cambiarias en contra del Bolívar obligaron a una devaluación de la moneda,  acompañada esto de una cuota cada vez mas grande de desabastecimiento que impacta en el bolsillo de los venezolanos al provocar cada vez mas inflación. Con el curso de una economía manipulada, el aparato mediático entra en acción con los catastróficos augurios económicos y el subsiguiente cambio en el humor social, recreando una receta probada que funciona como caldo de cultivo para que las protestas sociales culminen en tragedia.

Las crónicas dirán que hay 3 personas muertas en “enfrentamientos” y dejan inconclusas las acusaciones en un marco en el que se desdibuja el enemigo que empuña el arma y se ataca al gobierno como el máximo promotor de la violencia.

Hay que hacer hincapié en las “crónicas”, porque como a lo largo de toda América Latina los dueños de la verdad son los medios de comunicación, que antes de forma solapada y ahora de manera burda y explícita tratan de imponer la verdad de sus intereses sin importarle la democracia que dicen sostener. Es interesante el tema de la desestabilización en este plano, porque los medios de comunicación son los que abren el paso a las diferentes iniciativas imperialistas de intervención. El nuevo caballito de batalla es la “libertad de expresión” que se transforma en el de Troya para penetrar en la soberanía y meter por la ventana los consejos de la democracia estadounidense así como sus valores, los cuales los latinoamericanos conocemos bien después de 100 años de intervenciones, derrocamientos de gobiernos populares y los saqueos de sus instituciones financieras.

"Ayer eran las botas, hoy el golpe de mercado y el cuento de la libre expresión."

Nicolás Maduro fue enérgico en las declaraciones realizadas a Telesur: “Estamos enfrentando un Golpe de Estado en desarrollo contra la democracia y el Gobierno que presido”. Lo que en la región tiempo atrás era un secreto a voces de los círculos de la elite, se ha convertido en el primer recurso de defensa para los gobiernos latinoamericanos; como en el caso de Ecuador en 2010, no hay medias tintas ni miedo para denunciar al mundo las intentonas golpistas. Ayer eran las botas, hoy el golpe de mercado y el cuento de la libre expresión.

Los líderes de la oposición antichavista (Archivo El Universal).
Desde su asunción, Maduro ha tenido que luchar contra los grupos de poder concentrados para poder dar abastecimiento de productos básicos a la población, siendo el caso mas resonante en del papel higiénico, lo que provoca la socarrona burla en los medios internacionales de noticias que no toleran ver a un obrero detentando la presidencia, como antes detestaban a Chávez por su aversión a ser un simple escribano de las elites. 

Con los EEUU la relación es tensa, si bien son socios comerciales. Desde que Hugo Chávez paso a manos del Estado Venezolano el petroleo (privando a las empresas norteamericanas de su amada renta petrolera) y encabezó la derrota del Área de Libre Comercio de las Américas, en Mar del Plata en 2005, junto a Néstor Kirchner y Lula Da Silva, Venezuela paso a formar parte del “Eje del Mal.”

Cabe recordar que antes de la Revolución Bolivariana los Estados Unidos y las elites tradicionales gobernaban del país, esas mismas que siguen siendo dueñas de los medios de comunicación que hoy encabezan la oposición al gobierno. 

El presidente de Venezuela considera los sucesos como una intentona fascista para hacerse cargo del poder ejecutivo: "Hay actores fascistas desde Miami, que con mensajes de texto a ustedes los manipulan (...) y mueven los hilos de esos grupos que ahora están en la calle". Este proceso, como en toda democracia, culminará cuando los acusados de la desestabilización comparezcan ante la justicia venezolana. 

La lectura de los hechos que hace el Secretario de Estado de Estados Unidos es totalmente distinta: "El Gobierno de Venezuela tiene la obligación de proteger los derechos básicos y la seguridad de sus ciudadanos, así como de asegurar que las instituciones gubernamentales responden de manera efectiva a las legítimas necesidades económicas y sociales de sus ciudadanos". Lo que John Kerry olvida en sus declaraciones es la forma en que su país ha censurado la información sistemáticamente ocultando la matanza de civiles producto de las sucesivas guerras que ese país libra en medio oriente. Allí, además, se vulnera el derecho más importante de un ser humano, el derecho a la vida. 

La inédita construcción política que experimenta Latinoamérica desde la llegada de los gobiernos populares de Hugo Chavez, Nestor Kirchner, Lula Da Silva, Evo Morales y Rafael Correa, no hace tan sencillo desestabilizar un país; ninguno de los países hermanos se desentiende o teme represalias, en el momento de expresar y activar un apoyo sentido y contundente. Se ha moldeado un bloque políticamente solidario, que está atento a cualquier tipo de alteración en el orden democrático. Así como el imperio tiene sus armas, hemos aprendido a defendernos con instituciones como UNASUR y CELAC, para promover una soberanía regional mas fuerte y solidaria. La comunión de los pueblos esta a cada paso más cerca para lograr la Patria Grande. La lucha de Venezuela es de todos los latinoamericanos.

* Miembro del equipo de la Secretaría de Derechos Humanos de CTERA.

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