Hugo Chávez, el nombre de la victoria del pueblo
por Juan Cruz Lucero*
Quien no conozca la historia venezolana puede no saber que su sistema político sufrió del inmovilismo total, a partir del Pacto de Punto Fijo (PPF) el cual institucionalizó, desde 1958, la división del poder entre solo dos partidos políticos: Acción Democrática y COPEI, dejando por fuera a los partidos de izquierda. De esta manera, la oligarquía venezolana logró el control total de las decisiones políticas y económicas, ignorando -literalmente- a las clases bajas venezolanas, y negociando con las grandes corporaciones y poderes transnacionales.
Para 1996, más del 70% de la población venezolana vivía por debajo de la línea de pobreza. El sistema político, y el dominio de la elite venezolana tenía fecha de vencimiento, como también su modelo de país. En las elecciones de 1998, Chávez venció al candidato de los poderosos, iniciando así un nuevo momento en la vida democrática de Venezuela, como lo describe Rafael Correa, el cambio de época.
Se acusa a Chávez de llevar adelante un régimen dictatorial. Aunque en Venezuela se han organizado 14 elecciones en 13 años, es decir, más de una elección por año. Además, éstas han sido elogiadas y por organizaciones de la talla de la ONU, la Unión Europea o el Centro Carter. Se lo acusa, también, de perseguir y censurar a opositores -típico de las dictaduras-, aunque de los 111 canales de televisión 61 son privados, 37 comunitarios y 13 públicos. Estos datos son insuficientes, porque hay que decir que la audiencia de los canales públicos no supera los 5 puntos y medio, mientras que la de los privados supera el 60%. Del mismo modo, la cuestión radial mantiene la misma lógica. Por último, el 80% de la prensa escrita se encuentra manejada por privados, cuyos principales bastiones son los principales diarios: El Universal y El Nacional, acérrimos enemigos de la Revolución Bolivariana.
* Miembro del Equipo de la Secretaría de Derechos Humanos de CTERA e investigador del Centro Cultural de la Cooperación.
En Caracas, el pasado 7 de octubre alrededor de las 8 de la noche la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que Chávez vencía al candidato de la oposición (ligado a los Estados Unidos, los grandes medios internacionales y de los grupos de poder latinoamericanos) Henrique Capriles, por alrededor de 10 puntos -con el 90% de las mesas escrutadas- para profundizar la tendencia más entrada la noche.
Si bien la victoria de Hugo Chávez implicó la victoria de un proyecto político, más que nada significó la victoria del pueblo venezolano, de los sectores más desprotegidos y postergados por las elites tradicionales que manejaron el poder político y económico en su provecho durante más de 50 años.
Chávez en cierre de campaña |
Esta lógica antidemocrática tuvo en 1989 con el caracazo, el comienzo de la declinación de este sistema político. Esta masiva protesta popular demostró el hastío, la impotencia y las ansias de cambio por parte de los sectores desprotegidos. En 1992, Chávez y un grupo de militares progresistas se organizaron para dar un golpe de Estado intentando acceder al poder y comenzar un proceso revolucionario en pos de las grandes mayorías, salteando un sistema político que bloqueaba la posibilidad de competir de igual a igual con la partidocracia elitista. El intento fracasó, y el líder revolucionario cayó preso, aunque presión popular mediante, Chávez fue liberado.
Cierre de campaña en Caracas |
Al asumir, Chávez prometió que no iba a descansar hasta mejorar la situación de los históricamente olvidados, desarrollando políticas activas de distribución de la riqueza. A partir de su asunción, el Estado se transformó en el eje de las transformaciones, recuperando sectores estratégicos de la economía y, con ellos, la soberanía nacional.
Se inició un proceso de ampliación y modernización del Estado, fomentando la inversión pública -a partir de un control soberano de los recursos petroleros- implementando nacionalizaciones, rutas, desarrollo de ferrocarriles, puertos, represas, gasoductos, oleoductos y políticas sociales destinadas a asegurar el derecho a la salud y la educación, el acceso a la viviendo, jubilaciones, etc.
Chávez apostó por la región a fondo. Liderando este proceso, desde momentos donde todavía el neoliberalismo gobernaba nuestra región, impulsando y defendiendo a los gobiernos de izquierda/progresistas o incentivando la creación de nuevos espacios de discusión regionales.
Por supuesto que la oligarquía venezolana e internacional no podía quedarse de brazos cruzados ante un presidente que los desafiara y transformara las estructuras del principal país petrolero de la región y de los más importantes del mundo (cuyo petróleo es comprado casi exclusivamente por Estados Unidos), con lo que se organizó y desarrolló un golpe de Estado en 2002, ideado por opositores y medios venezolanos que recibieron apoyo desde Estados Unidos y España. En primera instancia, la intentona triunfó pero gracias a la movilización y la resistencia popular terminó por fracasar, manteniendo el mandato del pueblo.
Movilización en Caracas |
Chávez dedica casi el 45% del presupuesto nacional para aplicar “políticas sociales”, habiendo logrado dividir la tasa de mortalidad infantil y erradicar el analfabetismo, multiplicando por cinco el número de docentes a lo largo y ancho del país. Venezuela presenta el mejor coeficiente de Gini de América Latina, el cual mide la desigualdad. A su vez, en enero de 2012 la CEPAL estableció que, junto con Ecuador, Venezuela ha logrado la mayor reducción de la tasa de pobreza de Suramérica entre 1996 y 2010.
No hace falta demasiada explicación para entender, luego de esta brevísima e incompleta recorrida, por qué Chávez ganó, y sigue ganando elección tras elección. Representa al pueblo. Es parte del mismo. Sus seguidores no siguen a un presidente, son parte de un proyecto colectivo.
* Miembro del Equipo de la Secretaría de Derechos Humanos de CTERA e investigador del Centro Cultural de la Cooperación.
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