jueves, 22 de agosto de 2013

La Masacre de Trelew según pasan los años

La Masacre de Trelew de 1972 suele ser considerada la antesala de la Dictadura Cívico Militar de 1976 y no es necesario abundar en información para sumar evidencia a favor de esta afirmación. Los compañeros, todos ellos presos políticos -valga la redundancia- eran: Rubén Bonet, Jorge Ulla, Humberto Suárez, José Mena, Humberto Toschi, Miguel Angel Polti, Mario Delfino, Alberto Del Rey, Eduardo Campello, Clarisa Lea Place, Ana María Villarreal de Santucho, Carlos Astudillo, Alfredo Kohon, María Angélica Sabelli, Mariano Pujadas y Susana Lesgart. Los sobrevivientes Alberto Camps, María Antonia Berger y Ricardo Haidar, serían víctimas de la dictadura de 1976.

Fueron los testimonios de Camps, Berger y Haidar los que permitieron esclarecer el atroz asesinato perpetrado en la Base Naval Almirante Zar, desmitificando la versión oficial que justificaba la Masacre con el argumento de un intento de fuga. La secuencia previa a la Masacre ha sido relatada una y otra vez. Una y otra vez quedaron al descubierto las mentiras de la Armada y el gobierno dictatorial del Teniente General Agustín Lanusse. La versión de los sobrevivientes será ratificada años después por marinos y conscriptos que fueron testigos de los hechos. Así también lo constataron pericias realizadas por científicos del Centro Atómico de Bariloche en 2008.

Pasaron solo semanas después de los hechos hasta que se hiciera escuchar en los lugares de trabajo, en los barrios y en las universidades, la consigna impulsada por las distintas fuerzas políticas: “La sangre derramada no será negociada”. Meses hechos macabros de la base Almirante Irizar se generó en todo el país una campaña de repudio con expresiones de solidaridad del mundo entero. Este episodio, el de la campaña por la Masacre de Trelew, mostró la inmediata reacción de los jóvenes y suele ser señalada como el inicio de un proceso de reactivación de la participación política.

Pasaron 40 años para que Trelew tuviese finalmente un capítulo de justicia. Recién el 15 de octubre del año 2012, el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó perpetua a los fusiladores Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino, disponiendo reiterar el pedido de extradición del genocida Roberto Bravo. No obstante, el mismo tribunal absolvió a Rubén Paccanini y a Jorge Bautista. Novedosamente, los hechos fueron considerados por la justicia argentina como “delitos de lesa humanidad”. 

El día de hoy se cumplen 41 años del fusilamiento perpetrado por marinos al mando del por entonces Capitán Luis Emilio Sosa que acabó con la vida de 16 compañeros y compañeras, dejando sólo 3 sobrevivientes.

41 años después, los hechos de Trelew muestran una enorme significación, porque allí se prueba un método, se ensaya una estrategia. Desde Trelew la muerte como metodología sistemática será parte de la estrategia de militares y civiles para resolver su disputa con las distintas organizaciones políticas. O visto desde otra manera: se ensayó el uso del terror como respuesta organizada ante el agrietamiento de la hegemonía capitalista y contra la posibilidad de que emerjan nuevas formas de sociedad.

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