Entrevista a Estela Carlotto, extracto del último número de la Revista La Garganta Poderosa
En un encuentro distendido, Estela confesó que pese a seguir esperanzada por obtener el justo reconocimiento del Premio Nobel de la Paz, sus nietos le obsequiaron un regalo más emotivo todavía: “Como no se daba lo del Nobel de la Paz, entonces mis nietos me regalaron el ‘Premio Nobel de la Pasta’, una fuente preciosa, para que les siga cocinando los fideos todos los domingos. Fue a mis 80 años, como un modo de festejar la vida. Aunque tengamos un dolor que nunca se irá, necesitamos canalizarlo bien, para seguir viviendo. Respecto al Nobel, yo creo que nos lo merecemos, por meter preso a Jorge Videla, por recuperar 106 nietos, y por toda nuestra lucha. Es un premio muy reconocido e importante, internacional, que serviría de reconocimiento. Todos los Premios Nobel de la Paz son seres extraterrestres prácticamente, y por algo se los han dado también, salvo excepciones por supuesto. Además de lo simbólico, significaría una buena ayuda económica, que cambiaría la situación del trabajo institucional. Esto no quiere decir que no podamos vivir sin el Premio, porque tenemos ayuda del Estado Nacional, que nos da un porcentaje del presupuesto para que podamos trabajar, y eso es muy importante. Pero obviamente siempre falta, porque cada vez hay más por hacer”.
La Garganta es una cooperativa de trabajo de La Poderosa (www.lapoderosa.org.ar), una fuerza social de militantes anónimos y voluntarios, complementaria a las propuestas partidarias populares, que se construye desde las villas, buscando transformar la realidad a través de la organización y la unión vecinal con asambleas barriales, trabajo colectivo, actividades de educación popular y generación de cooperativas de trabajo, para actuar sobre las problemáticas de los barrios y caminar hacia una sociedad justa e igualitaria.
La charla con Estela de Carlotto se publica en el vigésimo número de La Garganta Poderosa que ya está en las calles, y que llega a todos los kioscos del país. Además, podés escuchar el grito de La Garganta en twitter @gargantapodero y también en Facebook: “La Garganta Poderosa”.
La Garganta: ¿Qué opinás de la situación de nuestras villas, a casi cuatro décadas de que tu hija luchara para que no haya tanta desigualdad?
Estela Carlotto: Las villas son el refugio de un sector social que tiene sus costumbres, sus códigos. Y se lo victimiza diciendo que ahí está lo peor del país. Pero si estás adentro, una percibe la solidaridad entre ustedes, la compañía, el respeto, cómo crían a sus hijos, cómo le dan de comer al más pobre. Una siente un sentimiento de tristeza por la emergencia de la vivienda, personas hacinadas en casas mal hechas, a veces de cartón y chapa. Y también por el flagelo terrible de la droga, que la consumen chiquitos, con el estomago vacío, el pegamento o el paco, que los descerebran y los hace delinquir. Todo eso lo conocemos y hay que remediarlo: yo creo que tenemos que entrar más a las villas.
LG: ¿Cómo es la abuela Estela con sus nietos de sangre?
EC: Soy una abuela alegre, de hacer chistes. Aun en las situaciones serias, trato de intercalar bromas, o salpicar con algo gracioso para romper esa cosa acartonada. Cuando vienen mis nietos a casa, todos somos muy divertidos. Ellos entienden que no los puedo ver mucho, por mis obligaciones, pero siempre que podemos nos reunimos. Y la fama de esta abuela es hacer los tallarines de los domingos, con el tuco de nombre “Estela”. Además, hago una pastaflora y una tarta de durazno, que les encanta. Para mí, la familia es muy importante, mis tres hijos, sus parejas, mis trece nietos, y mi bisnietita, de dos meses y medio. Ellos me han llenado de alegría la vida, que tiene sus compensaciones. Ver a mis hijos bien, trabajando, estando en política, involucrados en Derechos Humanos, es bárbaro. Mis nietos, de hecho, están todos en cosas que no son especulativas, de transferencia, de solidaridad, de apoyo, de pensar en el otro, de querer compartir, sin egoísmo. Y eso me alegra mucho.
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