jueves, 11 de octubre de 2012

A 45 años del asesinato del “Che”. Lo imprescindible de su ejemplo para la consolidación de la primavera de los pueblos

por Juan Cruz Lucero*

En tiempos de resurgimiento de la política, donde los jóvenes recuperaron su protagonismo, la imagen del Che irrumpe y se torna imprescindible. Lejos de ser “tan solo” un luchador incansable por la liberación de los pueblos, aportó, y mucho, teóricamente, dando su vida por lo que creyó, regalándonos su ejemplo eterno y una visión de compromiso supremo con las necesidades populares y por la unidad de nuestra América Latina. Como dijo Galeano “…hizo lo que dijo. Y dijo lo que pensó…”

La mejor manera de recordar al Che es retomar sus lecturas. Repensar sus propuestas. Analizar sus discursos. Voy a citar fragmentos del discurso que dio en la conmemoración del segundo aniversario de la integración de las Organizaciones Juveniles, el 20 de octubre de 1962. En este discurso podemos ver muchos de los rasgos principales de su pensamiento, y si bien los años han pasado, su mensaje no pierde vigencia y actualidad. A continuación, fragmentos de su discurso. 

“Queridos compañeros: 
"Una de las tareas más gratas de un revolucionario, es ir observando en el transcurso de los años de Revolución cómo se va formando, decantando y fortaleciendo las instituciones que nacieron al inicio de la Revolución; cómo se convierten en verdaderas instituciones con fuerza, vigor y autoridad entre las masas, aquellas organizaciones que empezaron en pequeña escala con muchas dificultades, con muchas indecisiones, y se fueron transformando, mediante el trabajo diario y el contacto con las masas, en pujantes representaciones del movimiento revolucionario de hoy.” 
“…la Unión de Jóvenes Comunistas alza sus símbolos, que son los símbolos de todo el pueblo de Cuba: el estudio, el trabajo y el fusil.” 
 “La Unión de Jóvenes Comunistas tiene que definirse con una sola palabra: vanguardia. Ustedes, compañeros, deben ser la vanguardia de todos los movimientos. Los primeros en estar dispuestos para los sacrificios que la Revolución demande, cualquiera que sea la índole de esos sacrificios. Los primeros en el trabajo. Los primeros en el estudio. Los primeros en la defensa del país.”
“…plantearse esta tarea no sólo como la expresión total de la juventud de Cuba, no sólo como una tarea de grandes masas vertebradas en una institución, sino como las tareas diarias de cada uno de los integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas. Para ello, hay que plantearse tareas reales y concretas, tareas de trabajo cotidiano que no pueden admitir el más mínimo desmayo.” 
 “Al mismo tiempo, todos y cada uno de ustedes deben tener presente que ser un joven comunista, pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas, no es una gracia que alguien les concede, ni es una gracia que ustedes conceden al Estado o a la Revolución. Pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas debe ser el más alto honor de un joven de la sociedad nueva. Debe ser un honor por el que luchen en cada momento de su existencia. Y, además el honor de mantenerse y mantener en alto el nombre individual dentro del gran nombre de la Unión de Jóvenes Comunistas. Debe ser un empeño constante también.” 
“…los jóvenes comunistas no solamente dan. Reciben, y en algunos casos más de lo que dan: adquieren experiencias nuevas, una nueva experiencia del contacto humano, nuevas experiencias de cómo viven nuestros campesinos, de cómo es el trabajo y la vida en los lugares más apartados, de todo lo que hay que hacer para elevar aquellas regiones al mismo nivel que los lugares más habitados del campo y de las ciudades. Adquieren experiencia y madurez revolucionarias. Los compañeros que pasan por aquellas tareas de alfabetizar o recoger café, en contacto directo con nuestro pueblo ayudándolo lejos de sus hogares reciben -puedo afirmarlo- más aún de lo que dan, ¡y lo que dan es mucho!” 
“Esta es la forma de educación que mejor cuadra a una juventud que se prepara para el comunismo: la forma de educación en la cual el trabajo pierde la categoría de obsesión que tiene en el mundo capitalista y pasa a ser un grato deber social, que se realiza con alegría, que se realiza al son de cánticos revolucionarios, en medio de la camaradería más fraternal, en medio de contactos humanos que vigorizan a unos y otros, y a todos elevan. 
“El joven comunista debe proponerse ser siempre el primero en todo, luchar por ser el primero, y sentirse molesto en algo ocupa otro lugar. Luchar por mejorar, por ser el primero. Claro que no todos pueden ser el primero, pero si estar entre los primeros, en el grupo de vanguardia. Ser un ejemplo vivo, ser el espejo donde se miren los compañeros que no pertenezcan a las juventudes comunistas, ser el ejemplo donde puedan mirarse los hombres y mujeres de edad más avanzada que han perdido cierto entusiasmo juvenil, que han perdido la fe en la vida y que ante el estímulo del ejemplo reaccionan siempre bien. Esa es otra tarea de los jóvenes comunistas. 
“Junto a eso, un gran espíritu de sacrificio, un espíritu de sacrificio no solamente para las jornadas heroicas, sino para todo momento. Sacrificarse para ayudar al compañero en las pequeñas tareas, para que pueda así cumplir su trabajo, para que pueda cumplir con su deber en el colegio, en el estudio, para que pueda mejorar de cualquier manera. Estar siempre atento a toda la masa humana que le rodea.” 
“Es decir: se plantea a todo joven comunista ser esencialmente humano, ser tan humano que se acerque a lo mejor de lo humano, purificar lo mejor del hombre por medio del trabajo, del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con todos los pueblos del mundo, desarrollar al máximo la sensibilidad hasta sentirse angustiado cuando se asesina a un hombre en cualquier parte del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algún lugar del mundo se alza una nueva bandera de libertad.” 
“El joven comunista no puede estar limitado por las fronteras de un territorio: el joven comunista debe practicar el internacionalismo proletario y sentirlo como cosa propia. Acordarse, como debemos acordarnos nosotros, aspirantes a comunistas aquí en Cuba, que somos un ejemplo real y palpable para toda nuestra América, y más aún para nuestra América, para otros países del mundo que luchan también por en otros continentes por su libertad, contra el colonialismo, contra el neocolonialismo, contra el imperialismo, contra todas las formas de opresión de los sistemas injustos; acordarse siempre de que somos una antorcha encendida, de que nosotros todos somos el mismo espejo que cada uno de nosotros individualmente es para el pueblo de Cuba, y somos ese espejo para que se miren en él los pueblos de América, los pueblos del mundo oprimido que luchan por su libertad. Y debemos ser dignos de ese ejemplo. En todo momento y a toda hora debemos ser dignos de ese ejemplo.” 
“Eso es lo que nosotros pensamos que debe ser un joven comunista. Y si se nos dijera que somos casi unos románticos, que somos unos idealistas inveterados, que estamos pensando en cosas imposibles, y que no se puede lograr de la masa de un pueblo el que sea casi un arquetipo humano, nosotros tenemos que contestar, una y mil veces que sí, que sí se puede, que estamos en lo cierto, que todo el pueblo puede ir avanzando, ir liquidando las pequeñeces humanas, como se han liquidado en Cuba en estos cuatro años de Revolución; ir perfeccionándose como nos perfeccionamos todos día a día, liquidando intransigentemente a todos aquellos que se quedan atrás, que no son capaces de marchar al ritmo que marcha la Revolución cubana. Tiene que ser así, debe ser así, y así será, compañeros. Será así, porque ustedes son jóvenes comunistas, creadores de la sociedad perfecta, seres humanos destinados a vivir en un mundo nuevo de donde habrá desaparecido definitivamente todo lo caduco, todo lo viejo, todo lo que representa la sociedad cuyas bases acaban de ser destruidas.”
“Para alcanzar eso hay que trabajar todos los días. Trabajar en el sentido interno de perfeccionamiento, de aumento de los conocimientos, de aumento de la compresión del mundo que nos rodea. Inquirir y averiguar y conocer bien el porqué de las cosas y plantearse siempre los grandes problemas de la humanidad como problemas propios.” 
“Compañeros, hablarle a la juventud es una tarea muy grande, uno se siente en ese momento capaz de transmitir algunas cosas y siente la comprensión de la juventud. Hay muchas cosas que quisiera decir de todos nuestros esfuerzos, nuestros afanes; de cómo, sin embargo, muchas de ellos se rompieron ante la realidad diaria y cómo hay que volver a iniciarlos. De los momentos de flaqueza y de cómo el contacto con el pueblo -con los ideales y la pureza del pueblo- nos infunde nuevo fervor revolucionario.” 

* Miembro del Equipo de la Secretaría de Derechos Humanos de CTERA. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini".

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